Con Enero del nuevo año tocando a su fin nada ha cambiado a mejor en España, donde persiste ese silencio infame y lúgrube que ya caracteriza al populacho ibérico. Sin embargo ese silencio no es tal en los oídos de los dignos españoles, que de manera estridente y obstinada retumba haciendo manar de nuestras almas la mayor y profunda ira, mezclada con el mayor de los desprecios posibles ante una situación social, política y humana insostenible.
Empezamos el año como lo acabamos con una cifra real de parados que puede superar los 5 millones y subiendo. La aplicación de la bienaventurada reforma laboral de Junio, que según el gobierno iba a hacer crecer el empleo y que iba a mejorar la estabilidad laboral, no hace más que lo contrario, tal y como en su día advertí .Está suponiendo más paro, menos derechos laborales y mayor caciquismo por parte de la lacra empresarial española contra los trabajadores. Sin embargo, no hubo respuesta social entonces, porque no se le puede llamar respuesta a una huelga-light y fiestera de la casta burguesa-sindical que por muchas muestras de pataleta e indignación que simularon, no nos ha resultado creíble ante el silencio complaciente que nos han brindado hasta ahora.
Como no me he cansado de repetir estamos a la cola en todo, siendo el único país de nuestro entorno donde se mantiene una indignante calma social y un amansamiento intolerable.
Con estos precedentes, y dada la actitud de un pueblo embrutecido y deficiente, la tiranía de la casta plutócrata va en aumento y tal y como se esperaba estamos a las puertas de una reforma del ya de por si precario sistema de pensiones. Con esta reforma el gobierno pretende retrasar la edad de jubilación de los ya excesivos 65 actuales a los inaceptables 67. El próximo día 28 de Enero, finalizará el plazo de lo que están llamando negociaciones con sus secuaces sindicalistas, que no hacen más que aumentar mi perplejidad y mis dudas sobré lo que estarán tratando en tantas y tantas horas de reunión con el gobierno. Unos sindicatos traidores que están haciendo el juego al gobierno, que anuncia que llevará adelante la reforma con o sin acuerdo, y es sencillamente por eso por lo que los sindicatos, si verdaderamente serían leales a lo que dicen defender se deberían haber levantado de la mesa hace tiempo, rasgarse sus vestiduras públicamente y convocar una huelga general indefinida para ahogar al gobierno ante las cercanas elecciones municipales.
Pero en España todo está corrupto y podrido. Los cuatro seres humanos que quedamos en España tenemos que vivir cautivos entre una oligarquía de gobernantes déspotas y esbirros del Nuevo Orden Mundial, bajo una monarquía impuesta, ilegítima de corte feudal y lo peor de todo, compartiendo espacio y aire con la mayor ralea humana de pueblo que jamás he imaginado que pudiera existir. Creo firmemente y sin ánimo de incitar a más tiranos de los que ya tenemos, que no hay país más fácil de explotar, tiranizar, humillar y destruir que España. No queda nada de las gentes españolas de antaño, que forjaron un pasado histórico digno de orgullo, no queda humanidad en España, tan solo una mezcla de lobotomizados estómagos con patas, cobardes e ignorante mezcla de animales con forma humana.
Un historiador inglés hace tiempo comentó que si alguien le gustaría saber como arruinar innumerables veces a un gran país, solo tenía que estudiar la historia de España. No sólo han arruinado España, han fragmentado toda la cohesión, unión popular y sentimiento de comunidad, dando como resultado una amalgama de egoístas, individualistas y dóciles hordas de ovejas.
El gobierno, por su parte se ha quitado la máscara y ahora observo sorprendido con que facilidad resuelve un conflicto laboral recurriendo a medidas golpistas como el estado de excepción y la militarización del espacio aéreo. Lejos de sufrir rechazo social, lo más sorprendente es que la masa, femenina e inerte apoye esta medida y lo que ha supuesto entre otras cosas la privatización de AENA (más patrimonio público a repartir entre cerdos e hijos de puta de empresarios) y el precedente de utilizar al ejercito para solucionar conflictos laborales, cosa que es de extrema gravedad. Nada defiende mejor mis argumentos que los múltiples mensajes de la chusma, exigiendo la privatización de AENA, y sus no más lamentables quejas haciendo públicas sus miserables actitudes ante las condiciones laborales, recalcando que ellos a pesar de todo no se quejan y pidiendo mano dura a los controladores. Malditos seáis todos desgraciado rebaño, porque con vuestra servil actitud de negritos algodoneros y vuestro individualismo egoísta estáis perjudicándonos a todos los pocos que quedamos que ya estamos hartos. Sólo pensáis en vuestras putas vacaciones y placer inmediato, o simplemente es por pura envidia.
El porvenir es oscuro e indignante. Para meter más leña al fuego están los sorprendentes datos de empleo que he descubierto indagando por los medios en los que según un estudio de la Empresa de Explotación temporal también llamada ETT ManPower sobre el mercado laboral español desde marzo hasta septiembre de 2010 durante este tiempo el 70% del empleo creado fue destinado a inmigrantes. En concreto, del total de trabajos, 109.000 fueron destinados a extranjeros mientras que sólo en 42.000 casos el destinatario fue un trabajador español. El resultado es simplemente escandaloso, con más de cuatro millones y medio de parados (por encima del 20% de la población activa, el mayor de toda Europa) se sigue dando más trabajo a inmigrantes que a españoles. Se nos dijo que con la crisis los inmigrantes serían los primeros en irse al paro y aunque es cierto que este colectivo sufre un 27% de paro (más de 600.000 personas) también lo es que ante la necesidad de recortar costes por la crisis, muchos empresarios están contratando a extranjeros, ya que les salen más baratos que los autóctonos. Un 27% de paro, no está mal, teniendo en cuenta que venían a “trabajar donde los españoles no quieren“.
La entrada salvaje e indiscriminada de población extranjera ha masificado el mercado laboral hundiendo los salarios y empeorando las condiciones laborales de muchos trabajos, en especial en aquellos sectores menos productivos como la hostelería. Además, cualquier persona con un mínimo de memoria recordará los principales argumentos que han esgrimido en los últimos años tanto PP y PSOE, donde defendían la entrada masiva e incontrolada de población extranjera entre otros falsos argumentos, como una manera de salvar nuestras pensiones debido a su gran natalidad y sus convenientes cotizaciones. Nada más lejos de la realidad, me harté de repetirlo entonces, los inmigrantes solo han acelerado el expolio de nuestra Seguridad Social, dedicándose principalmente a la economía sumergida, acaparando todas las ayudas sociales habidas y por haber, inundando nuestros centros de salud, nuestras prisiones y aumentando la delincuencia con el consiguiente derroche que eso supone. Como he dicho muchas veces, este fenómeno es desastroso para España porque impide el urgente cambio de modelo económico que necesitamos, ya que con esta presencia masiva de mano de obra barata, la ralea empresarial que tanto se llena la boca con aumentar lo que llaman “productividad” no invierten en mejorar ésta, dejando claro que para ellos la productividad reside únicamente en convertir las empresas en un campo de negros sin cualificación y rozando el analfabetismo, mientras se llenan de ayudas públicas por contratación de inmigrantes, ahorran en mano de obra pagando sueldos basura y extorsionan a los trabajadores autóctonos pisando nuestros derechos . Al mismo tiempo, los trabajadores cualificados españoles se marchan al extranjero donde son realmente valorados.
La globalización está actuando en dos sentidos; por un lado, las empresas se van de nuestros países y se deslocalizan a otras zonas como Asia o África, con costes mucho más bajos y con una total desregulación laboral. En sentido contrario, las empresas que se quedan, importan la mano de obra de esos mismos países, haciendo más y más notable la carencia de lo que llaman “productividad” y por consiguiente un producto español chapucero que no vende. El que gana con todo esto es el gran empresario internacional, mientras que el perdedor es el trabajador español, que se ve empujado al paro y a la precariedad.
En estas situaciones lo fácil es cargar contra el inmigrante, pero los culpables son los políticos y una parte importante de nuestra clase empresarial. Una clase empresarial española, en demasiados casos miope y cortoplacista, que apoya la inmigración buscando el beneficio inmediato sin invertir en productividad, que no se da cuenta de que a la larga esta invasión tercermundista infracualificada será desastrosa para la economía y sólo ve el beneficio a corto plazo, al igual que hicieron los antiguos esclavistas del sur de Estados Unidos con la importación deliberada de una masa de inmigrantes africanos para esclavizarlos en sus plantaciones. No se dan cuenta de que las tensiones sociales y la inestabilidad que creará la inmigración masiva en el futuro serán un lastre para la economía. No ven que salarios bajos es consumo bajo, lo que ralentiza la economía y obliga a la gente a endeudarse en exceso para invertir y consumir.
Muchas gracias
ResponderEliminar