Otro año más nos
encontramos, ante un nuevo 1º de Mayo. Para muchos de nosotros es una fecha
simbólica y sentimental como clase, para
otros una simple efeméride y para la mayoría sólo un día festivo más en su
calendario laboral. Pero el 1º de Mayo es mucho más que todo eso, es la elección de una fecha, que históricamente podría haber sido cualquier
día del año, pues a los enemigos de los pueblos y de la infamia, nunca les ha
temblado el pulso a la hora de bautizar con la sangre de muchos mártires,
cualquier día del calendario. Ha habido y hay en el mundo muchos mártires como
los de Chicago, en los que en su recuerdo se celebra este día, que han regado
con su sangre el campo de la justicia y la libertad. Y la sangre, es el único
don que no resulta engañoso.
Las luchas del siglo XIX de esos mártires de
la justicia, lejos de alejarse en el tiempo, se hacen más actuales y adoptan
nuevas monstruosas formas. La situación
de la clase trabajadora es de coma clínico. En el Estado se sobrepasan
holgadamente los 6 millones de parados/as y sigue sumando, animado por las
decididas políticas de destrucción de empleo impulsadas por el gobierno al
dictado de la patronal y de las instituciones financieras internacionales,
coaccionando permanente para facilitar que los trabajadores se plieguen a los
recortes de salarios y derechos impuestos por la patronal.
Somos un pueblo
subyugado por una deuda, ajena a nuestra voluntad, que nos postra en sacrificio
a los intereses de la gran usura internacional, representada por potencias
extranjeras, la banca y logias de oscuro origen, que en su orgía de poder,
reclaman recortes y el desmontaje de los servicios públicos más básicos,
llevando la miseria a los sectores más débiles de la sociedad.
La corrupción
que venimos viviendo en su putrefacta “democracia”, alcanza a todos los niveles
del Estado, estando apestados, desde La Jefatura del Estado, pasando por todos
los niveles de la política, empresarios e incluso hasta el último funcionario de base
y agente de policía. Aun así el poder, más déspota que nunca, sigue amparándose
en una más que discutible legitimidad y
sobre todo en el miedo, de un pueblo que lleva muchos años sin mirarse al
espejo olvidándose ya, de donde vienen y que son.
Que a todo
el mundo le quede claro y sin lugar a
dudas, el sistema político y económico que nos ha dominado durante los últimos
30 años, hace aguas y está en bancarrota, evidenciando de forma cada vez más
cotidiana su feroz carácter de clase, y sus agresiones constantes a la clase
obrera, practicadas de forma muy similar por las distintas opciones
políticas, cuando alcanzan el gobierno, ya se autodenominen de izquierda o de
derecha.
Ha llegado la
hora de dar un golpe en la mesa y romper su tablero de juego y sus reglas,
caiga quien caiga, pues estos genocidas que han arrasado el país en poco menos
de 3 décadas, ponen su mirada directamente en nosotros, en nuestros hijos en
nuestras familias. Por eso sólo es posible
salir de ésta desde fuera del sistema y de las instituciones. Sólo
superando el miedo y con la solidaridad, el apoyo mutuo, la autogestión y la
acción directa como valores, podemos resistir y vencer a su individualismo, su
competitividad y su interés. Nuestros valores no son valores de anarquistas,
comunistas. Son valores de la humanidad, son los valores que durante siglos nos
han sacado adelante y han dado forma y espiritualidad a los pueblos.
No tenemos
tiempo que perder, no es momento de duda y pasividad, tenemos todas las
motivaciones para iniciar una guerra de
liberación y espiritual contra este poder. En ello está literalmente en juego
nuestra vida, nuestros valores y nuestra dignidad, el único legado que como
seres humanos, tenemos deber de dejar en esta tierra a los que vienen detrás, y
por el que seremos juzgados y recordados.
Que este 1 de
Mayo sirva, para que cada uno de nosotros hoy, miremos dentro del espejo de nuestra alma, y contemplemos que ese ser
humano, ese trabajador/a, ese héroe que todos llevamos dentro, aún sigue ahí,
no se ha marchado, sólo ha estado dormido en esta oscura noche. Pero ya se
empiezan a oír los tambores, no pueden silenciar su redoble que nos está
haciendo despertar. Ese despertar se ve
cercano, hoy en vuestros rostros, en esta plaza. Trabajadores, pueblo. Feliz
despertar.