Fuente: http://democracianacional.org/dn/modules.php?name=News&file=article&sid=3808
Coincidiendo con el Día del Trabajo,
nos anuncian que España entra en una nueva recesión con datos de paro
que empiezan a ser dramáticos. En España ya hay más de 5.600.000
personas en el paro. En concreto el 24,44% de la población activa, la tasa más alta de nuestra historia reciente. La tasa de paro juvenil supera el 50% y el número de hogares en los que todos sus miembros está en el paro supera el millón setecientos mil.
Si el gobierno sigue con sus medidas, vamos directos a más de seis millones de parados
Tras cuatro meses de gobierno del PP las cosas no han mejorado lo más mínimo. Es cierto que es poco tiempo, pero también es verdad que el PP ya sabía que iba a gobernar mucho antes de las elecciones,
por lo que ya debería haber dado muestras de saber qué hacer. Pero en
cambio, la imagen que dan es la de una total descoordinación de los
miembros del gobierno, de no tener ni idea de qué hacer para sacarnos de la crisis y de que lo único que tienen claro es ser fieles obedientes de lo que se les mande desde Bruselas, aún cuando sea para beneficiar a los bancos europeos a los que les debemos dinero y de perjudicar a la población española.
No vamos a enumerar aquí el listado de mentiras y de promesas incumplidas por el PP en estos cuatro meses, ya que podríamos estar todo el día, pero sí nos centraremos en una de ellas:”la culpa de la crisis es de Zapatero y del socialismo, el día que nosotros lleguemos al gobierno, todo cambiará”. Ojalá hubiera sido cierto, pero desde DN sabíamos que no iba a ser así, porque las causas de la crisis y del paro son mucho más profundas y vienen de bastante más atrás.
Fue
durante la transición cuando empezaron a hacerse mal las cosas. La
crisis mundial de los años 70 incrementó las prisas de los políticos
españoles para meternos en Europa, creyendo que eso mejoraría nuestra
situación. Podría haber sido verdad, de no ser por la desastrosa
negociación que hicieron nuestros políticos de la UCD y del PSOE. A cambio de nuestra entrada, nuestros políticos consintieron la destrucción de nuestra economía productiva para convertirnos en un país de servicios a través del desmantelamiento inmediato de nuestra industria pesada, de nuestra pesca y de varias centrales nucleares en construcción, seguido del desmantelamiento gradual de nuestra agricultura y de nuestra industria ligera. Al convertirnos
en un país de servicios sin industria, la formación profesional se
destruyó al considerar que ya no hacía falta. Así, se acabó con nuestra
economía productiva en beneficio de la especulativa. Desde entonces no
somos capaces de crear y mantener empleo estable.
Se apostó entonces por la economía especulativa y del pelotazo, gestándose así la primera burbuja inmobiliaria en el periodo 1986-1992, en el que hubo una fuerte creación de empleo y crecimiento económico. Pero este crecimiento era en parte ficticio, por lo que la economía estalló en 1993 provocando dos años de fuerte crisis y desempleo. Tras varias reformas laborales y planes
de ajuste, la economía se recuperó algo (a cambio de empeorar las
condiciones sociales y laborales de los trabajadores españoles) Pero al
seguir siendo una economía sin una base fuerte, se recurrió de nuevo a otra burbuja inmobiliaria basada en la deuda durante el periodo 2000-2007. De nuevo, se produjo un fuerte aumento del empleo y un grande y ficticio crecimiento del PIB. Pero al ser una economía especulativa basada en la construcción, el tinglado se vuelve a desmontar en 2007 y se vuelve a producir un fuerte aumento del desempleo, pero con dos hechos que agravan aún más la situación.
El mentiroso compulsivo de Rajoy sigue sin saber qué hacer para sacarnos de la crisis
Primero, nuestra entrada en el euro
nos quita la soberanía monetaria y no podemos devaluar para hacer que
nuestra economía sea más competitiva. Segundo, en este segundo periodo
expansivo metimos a 6-7 millones de inmigrantes en nuestro territorio,
como consecuencia de la necesidad de de mano de obra barata para inflar
aún más la burbuja, pero también como consecuencia del holocausto
demográfico español, al haberse derrumbado nuestra tasa de natalidad
desde principios de los años 80 y no haber tomado los políticos ninguna
decisión al respecto. Sólo una, que agravó aun más la situación: la
aprobación de la práctica del aborto a gran escala.
La
burbuja inmobiliaria tuvo otro efecto negativo. Con los ingresos extra
que recogían de dicha burbuja, los políticos se volvieron locos y se
pusieron a aumentar los gastos pensando que esos ingresos iban a durar
siempre. Así, empezaron a financiar todo tipo de gastos y de obras
públicas improductivos. Otro motivo del aumento del gasto
fue la necesidad de atender a una población adicional de 6-7 millones
de inmigrantes. Al estallar la burbuja, los políticos se han encontrado
con unos gastos que no pueden mantener, con una banca ultra-endeudada
con la banca internacional y con unas Cajas de Ahorros (con las que los
políticos habían financiado sus gastos) quebradas tras más de un siglo
de existencia. Todo esto era agravado por el descontrol provocado por otro de los grandes errores de la transición: el Estado
de las Autonomías, un auténtico monstruo que nuestros políticos se
sacaron de la manga sin que hubiera ninguna demanda real por parte de la ciudadanía. Excepto Cataluña y País Vasco, el deseo de autonomía era mínimo o directamente nulo, pero aún así se sacó adelante el proyecto.
Así
hemos llegado a la actual situación: camino de los seis millones de
parados, por culpa de la deuda y de la falta de financiación, de nuestro
modelo productivo, de nuestro modelo
de Estado y de un exceso de población activa por culpa de la
inmigración masiva. Y si esos son nuestros problemas, la solución ha de
ser corregirlos.
interesante tópico
ResponderEliminarVeo las fallas del sistema y quiero corregirlo, en mi juventud, probé el comunismo, por suerte no llegué muy lejos, lo digo, por las atrocidades cometidas contra la humanidad por ese sistema, yo siempre he sido amante de la paz y respeto la vida como sagrada.
ResponderEliminarEl asunto es que ahora me doy cuenta que vivir en contra del sistema político, económico y religioso, o vivir a favor de él, tiene un efecto similar, al final está contribuyendo con la perpetración del sistema.
El sistema es producto de la conciencia colectiva, ya sea a favor o en contra, existe porque lo hemos creado, creemos en él, nos basamos en él y luchamos contra él, la única manera de mejorarlo es participando, si se ha escapado de nuestras manos es porque se lo hemos permitido, así que no hay nadie más a quién echarle la culpa.
Los que se han aprovechado de nuestra indolencia, solo han aprovechado la oportunidad que les hemos dado, al negar nuestros derechos y obligaciones como ciudadanos, el sistema es el resultado de lo que todos creemos, tenemos que manifestarnos en todos los aspectos.
Habrá los blancos, los azules, los rojos y de todos los colores y cada uno creerá que la suya es la mejor manera y tratará de cambiar la manera de los otros a las buenas o a las malas, utilizando todos los medios masivos de manipulación de masas, marchas de protesta, pancartas, escritura en paredes, violencia, etc.
La indiferencia y aceptación del status quo sin desafiarlo, aparentemente es la posición más confortable que elige la mayoría, ¿Es lo más saludable esperar que la solución la den otros? ¿Regirse por las opiniones de ”Los expertos”, que “saben cómo acomodarle el mundo”, sin tener que pensar por uno mismo ni tener ideas propias? Dejar la conducción de la sociedad a los que quieren aprovecharse creando puestos de autoridad y poder, que marginan al resto, no es la solución.
Tengo que someterme al sistema, para sobrevivir y moverme dentro del marco que me dejan, pero no soy indiferente, observo en el exterior, exploro en mi interior, el espejismo del sistema producto de las creencias colectivas y las inconsciencias de los que esperan entumecidos ser conducidos como ovejas al matadero.
Cada nueva ley aumenta la desconfianza en el individuo, lo hace evasor, lo criminaliza y en consecuencia perdemos nuestras cualidades naturales de bondad y decencia humana, aceptando la doble moral del estado como paradigma en las relaciones civiles y el estado pasa de ser un servidor público a ser un enemigo público temible, en el que el individuo ha perdido la confianza y la causa de todo esto es la existencia de partidos políticos, algo totalmente inconsecuente en el siglo XXI.
Los controladores, auto proclamados conductores de la sociedad inventan leyes y regulaciones para conformar una sociedad perfecta de autómatas obedientes, pretenden que el ser humano es malo por naturaleza, Pero ellos ¿que son, no son seres humanos también? ¿qué es lo que los hace mejores para controlar al resto asumiendo poderes sobrehumanos? El ser humano es bueno por naturaleza, ellos crean la desconfianza y el resto se la cree.
¿Hasta dónde se puede perpetuar un sistema en espiral auto-destructivo? ¿No será que las guerras y revoluciones vienen a lavar con sangre la indiferente permisividad del ciudadano irresponsable para hacerlo reflexionar? Bueno, como dicen, lo único que podemos aprender de la historia es que no aprendemos de la historia, y que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.
Hemos sido arrinconados por los supuestos servidores públicos que nos han obligado a elegir y que se sienten por encima nuestro, tratamos de evadir los pesados tributos y multas siendo criminalizados por la ley, parecería que hemos sido conquistados por una potencia bárbara. Si sintiéramos que nuestro gobierno cuida nuestros intereses públicos y nos sintiéramos parte de él, todos querríamos dar y colaborar.